Llegan unos días festivos y primaverales idóneos para hablar de una semilla que encanta: las habas. Pero, ¿qué las hace tan especiales a nivel nutricional? Hoy te cuento brevemente las diferencias entre frescas y secas, su valor nutricional y mejor temporada para disfrutarlas en familia.
En primer lugar y, por supuesto, la primavera es una temporada ideal para consumir tanto habas frescas sembradas en invierno como habas secas. ¿En qué difieren? En su valor energético y su contenido en carbohidratos y proteínas.
La semilla de haba cruda tiene un alto contenido en proteínas, potasio, calcio, magnesio, fósforo y hierro en comparación a otras legumbres. El valor de estos elementos, además, se puede ver duplicado o triplicado en las habas secas. Sin embargo, durante la temporada de recogida de habas frescas, estas leguminosas son una buena fuente de fibra y vitaminas del grupo B, como los folatos y la niacina.
Por lo que, ¡no dudes en aprovechar su temporada! Alimenta tu Semana Santa.
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